martes, 22 de enero de 2008

La Hermandad de los Justos

Sir Lurdirmark corría velozmente por aquellos bosques, llevaba firmemente agarrado de la mano a un muchacho de diez años para evitar perderlo durante la huida.

En otros tiempos, Lurdirmark no habría huido, tan siquiera se habria planteado la idea de hacerlo, pero su época de gloria se esfumó junto con su juventud. De joven fue sin duda alguna el mejor espadachín de la historia, su tecnica era perfecta, su velocidad insuperable y su fuerza qeuivalente a la de mil hombres, pero con los años, a pesar de mantener una forma físca envididble, solo era un vestigio de lo que en otro tiempo fue.

Lurdirmark tiró repentinamente de Adrianus, que así se llamamba el niño, y lo llevó tras unos arbustos. Adrianus asustado por la inesperada maniobra de su acompañante quiso gritar pero el viejo soldado le tapó la boca de forma preventiva. Tras unos instantes, cuatro soldados del rey Draknus, parason frente a los arbustos en los que estaban escondidos sin percatarse de su presencia.

Lurdirmark, dejó pasar un tiempo prudencial antes de salir de su escondite, para asegurarse de que sus perseguidores no se encontraban cerca. Tras mucho caminar, Lurdirmark y Adrianus llegaron a una cueva oculta en una grieta cubierta por frondosos matorrales.

Lurdirmark pertenecía a una sociedad secreta llamada La Hermandad de los Justos. Se trataba de un grupo de hombres que luchaban contra la tiranía de Draknus empleando la astucia y la discrección cocmo herramientas. La Hermandad de los Justos contaba con pococs miembros, sus planes a corto plazo consistían en salvar a los perseguidos, reclutar nuebros miembros y mejorar en los posible las condiciones de vidad del pueblo.

Entraron en la cueva, y recorrieron un largo corredor, que les llevó hasta una puerta ante la cual Lurdirmark se detuvo y miró fijamente a los ojos a su acompañante.

-Tras esta puerta está una de las armas más temidas por Darknus, y tu vas a tener acceso a ella.

Tras pronunciar estas palabras abrió la puerta y mostró a Adrianus una enorme sala llena de estanterías repletas de libros.

-Todo este saber está a tu disposición.- dijo Lurdirmark



Diego Escudero

2 comentarios:

Giaccomo Torchia dijo...

muy bueno el relato, sobre todo el final ma a gustado mucho.

he escrito un par de relatos, pasate si puedes a ver que te parecen

Isabel dijo...

Que pasada, me ha encantado y como mola el final.